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miércoles, 6 de junio de 2012

Bodas II

 
El Traje de novia
 
La novia siempre es la estrella, la protagonista de una boda, por mucho que le pese al novio, que al contrario, debe estar orgulloso de su mujer en ciernes.
Y como estrella, como princesa del cuento de ese día, debe destacar y enseñar la belleza de toda mujer.
Eligiendo entre los vestidos de novia
Generalmente todos tenemos unos gustos a la hora de vestir, en ocasiones normales y para ocasiones especiales. Este estilo seguro que se manifiesta en el traje de la novia, que desde mucho antes se ha ido formando una idea de cómo quiere ir en ese día tan especial.
Como consejo, la elegancia de la sencillez, líneas simples y comodidad deben combinarse en el vestido perfecto. 
El primer paso es hacerse con un buen número de ejemplares de revistas de novias y de catálogos de diseñadores para verificar cual es la tendencia actual de la moda en cuanto trajes de novia. Los diseñadores siempre están innovando, sin salir o saliendo de lo clásico, y es bueno hacerse una idea de lo último.
Otro paso es recopilar opiniones entre amistades y familiares, en especial de aquellas que ya han pasado por esta experiencia.
Con una idea preconcebida y generalizada debemos plantear la época del año, el tipo de ceremonia, de solemnidad y de invitados de toda la boda. Por ejemplo las bodas civiles exigen más formalidad que las religiosas, que piden más recatamiento, por ello no son prudentes los escotes demasiados generosos en ellas.
Es preciso insistir en que el traje de novia debe ir en consonancia con el estilo general de la novia, y de sus características físicas. Debe resaltar sus mejores cualidades y esconder lo menos orgulloso de su cuerpo.

Maquillaje y Peinado
 

Un buen maquillaje de novia debe conseguir tres propósitos: 1. Conseguir naturalidad y elegancia 2º disfrazar los defectos y ensalzar virtudes y 3º Que perdure a pesar del "maltrato" que sufrirá durante el día además de estar preparado para las diferentes luces del día: natural, focos, flash y luz artificial.
En efecto, un buen maquillaje no debe convertir a la novia en un auténtico "payaso", llena de estridencias en su cara, sino lograr un aspecto natural. El mejor maquillaje es que consigue la belleza sin que se note la existencia de maquillaje.
La cara deberá hidratarse convenientemente para poder aplicarlo. Excepto que la piel esté gravemente seca, se evitarán aceites porque estos producen brillos.
El siguiente paso será el aplicar una buena base de maquillaje de un tono mayor o menor al de la propia piel, salvo en las ojeras que será más claro y luminoso. El mejor color es el beige que es el más natural. En estos momentos hay que aplicar polvos para evitar los molestos brillos.
El maquillaje en si empieza por los ojos. Si la mirada es la mejor cualidad de la novia es imprescindible realzarla con gamas cobrizas, arena o pardas. Si la novia está morena un tono salmón, y si sus ojos son claros, un tono humo. Jamás conviene emplear tonos verdes o azules que no combinan con el blanco del vestido. 
 
La máscara de las pestañas debe ser contundentemente oscura para captar el romanticismo de la mirada. Sobre el hueso de la ceja, una sombra blanca en piel clara o vainilla en oscura otorgan frescura y van a juego con el vestido de la novia. Las cejas no deben ser el centro de la cara por lo que hay que olvidar los lápices y acudir a las sombras.
Los defectillos del rostro se tapan con polvos correctores. Por ejemplo hay que aplicar corrector oscuro a la barbilla y más claro a los pómulos para las caras alargadas, sombreadas en las mandíbulas para las cuadradas y oscuro en la partes inferiores de las mejillas en las redondas.
El colorete que ilumina las mejillas y da sensación de alegría, será rosa-rosa en caras pálidas o rosa-melocotón en pieles mate.

Complementos, segundo traje y lencería
 
El vestido debe complementarse adecuadamente con otros adornos que ensalcen su belleza.
El principal es el velo, que en tradicionalmente en las ceremonias religiosas ocultaba el rostro de la novia hasta después de ser ordenado el nuevo matrimonio. Suele ser de tul, organza o encaje. Se sujeta al cabello con el tocado o con una peineta.
En el recogido del pelo, además de coronas o diademas, se suelen emplear peinetas con flores, juegos de flores , cintas o pasadores, siempre en combinación con el traje, y como complemento de éste. Las flores añaden frescura y elegancia, y en las últimas tendencias son preferidas frente a diademas o joyas en la cabeza.
 
Otro complemento muy importante son los zapatos. Desde sandalias, salones hasta escarpines o zapatos forrados en raso, todo cabe si van en combinación con el vestido. Las bailarinas son cómodas y originales haciendo de la simplicidad belleza..
 
Pero lo principal es que sean cómodos para no destrozar los pies y de paso el día. Por ello conviene que la novia se los ponga y se acostumbre a ellos, unos días antes.
Unos guantes blancos y largos llenan de suntuosidad y elegancia el aspecto de la novia, completando el vestido que lo ha de hacer posible, ya que con ciertos trajes no concuerdan.
Otro aspecto fundamental son los pendientes, que no pueden ser estrafalarios ni chillones. Preferiblemente serán de perlas, brillantes o piedras engarzadas. O puede acudirse al clásico oro o plata.
Segundo traje
 
Algunas novias después de la boda en si, baile nupcial incluido, prefieren cambiarse de vestido para ganar en comodidad. Especialmente para disfrutar en la fiesta final o el cóctel de despedida. Ello es sobre todo acertado cuando la boda es civil, en la que la comida y la fiesta adquieren un mayor relieve.
El traje elegido puede ser uno de noche o de fiesta, con colorido o rompiendo la sobriedad de la boda, acudiendo al colorido y la frescura, pero siempre sin abandonar el estrellato del día. Es el momento para lucir joyas y complementos.
 

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